Sunday, May 28, 2017

Clermont - North River Steamboat


Escala 1:96 Lindberg (Kit score 6/10)











Robert Fulton (Condado de Lancaster, Pensilvania, 14 de noviembre de 1765 - Nueva York, 24 de febrero de 1815) fue un ingeniero e inventor estadounidense, conocido por desarrollar el primer barco de vapor que se convirtió en un éxito comercial.
Robert Fulton nació en Pensilvania. Pudo haberse interesado por primera vez en las máquinas de vapor en 1777 cuando, a la edad de 12 años, visitó al delegado de Láncaster William Henry, que había estudiado la máquina de vapor de James Watt en una visita a Inglaterra. A su vuelta, Henry construyó su propia máquina y en 1763 (dos años antes del nacimiento de Fulton) intentó colocarla como motor de un barco, que terminó hundiéndose.
Cuando Fulton alcanzó la mayoría de edad, en 1786, partió a Inglaterra para estudiar pintura. En este país hizo su primer invento, que consistía en un sistema de elevadores aplicado a la navegación interna.

Ya en 1793 había propuesto planes para la construcción de barcos de vapor a los gobiernos británico y estadounidense, y en Inglaterra conoció al duque de Bridgewater, cuyo canal usaría poco tiempo después para hacer las pruebas de una barcaza a vapor, y quien más tarde compraría barcos de vapor a William Symington. Symington había logrado con éxito hacer navegar barcos de vapor en 1788, y es muy probable que Fulton estuviese al tanto de estos desarrollos.

En 1797 Fulton se fue a Francia, donde el marqués Claude de Jouffroy había construido un barco de vapor propulsado mediante ruedas de paletas en 1783. Ahí comenzó a experimentar con torpedos submarinos y torpedos navales. Diseñó su primer submarino de hélice, denominado el Nautilus, por encargo de Napoleón Bonaparte. El Nautilus fue probado por primera vez en 1800.

En junio de 1802 el ministro británico creó una comisión para evaluar el proyecto del submarino de Fulton. La comisión la integraban Sir Joseph Banks, Mr. Canvesdih, Sir Home Riggs Popham, el Mayor Congreve y Mr. John Rennie. Tras varias semanas de trabajo la comisión determinó que el proyecto era inviable.1

En 1800 conoció a Robert Livingston, embajador de los Estados Unidos (padre de la que luego fuera su esposa), y decidieron construir un barco de vapor para probarlo en el río Sena. Fulton experimentó con la resistencia al agua de diferentes quillas de barcos, haciendo diseños y modelos e incluso hizo construir un barco de vapor completo. Su primer prototipo se hundió, pero lo reconstruyó y fortaleció el armazón. El 9 de agosto de 1803, el barco navegó río arriba bajo la atenta mirada de una multitud de personas. El barco tenía 20 metros de eslora, 2,4 m de manga y alcanzaba una velocidad de 5 a 6 km/h contra corriente y a corriente normal de 7 a 9 km/h.
Por entonces Fulton escribió a James Watt, de la compañía Boulton and Watt, solicitando la construcción de una máquina de vapor a partir de sus planos, y en 1804 volvió a Inglaterra. En 1802, el Charlotte Dundas de Symington había remolcado dos barcazas de 70 toneladas por el canal Forth y Clyde, en Escocia, demostrando la utilidad de la potencia desarrollada por la máquina de vapor. Aunque Fulton probablemente nunca llegó a ver este barco, al parecer mantenía correspondencia con Henry Bell, que sí estaba tomándose un cierto interés en ello. Fulton trabajaba ahora en los experimentos con torpedos, ayudando también a William Murdoch en el diseño y detalles técnicos de su máquina de vapor. Cuando estuvo terminada, la hizo enviar a Nueva York, a donde regresó en 1806. Ahí se construyó el barco que se convertiría en el primer barco de vapor a paletas comercialmente viable.

A este barco se le llama a menudo Clermont, aunque de hecho nunca llegó a llamarlo así, y se solía referir a él como el barco de vapor del río Norte. Clermont era el nombre del lugar al que el barco de vapor se dirigió en su primer viaje, a 177 km de distancia por el río Hudson. El viaje a Albany continuó después de una parada de 20 horas en Clermont.

El viaje inicial del monstruo de Fulton se describió en una publicación de 1807
“La sorpresa y el miedo se manifestaron entre los tripulantes de estos barcos, dado que la apariencia del navío era extrema. Estas personas simples, la mayoría de las cuales no habían oído hablar de los experimentos de Fulton, veían lo que les parecía un monstruo inmenso, vomitando fuego y humo por su garganta, golpeando el agua con sus aletas y haciendo al río temblar con su rugido. Algunos se arrojaron al suelo de la cubierta de sus navíos, mientras que otros tomaron sus botes y huyeron a la costa, dejando a sus barcos flotando a la deriva de la corriente. El terror no lo sintieron sólo los navegantes. Las personas que paseaban por las orillas se agolpaban para observar al barco de vapor cuando pasaba.”

Fulton patentó su diseño del barco de vapor el 11 de febrero de 1809, construyó más barcos y diseñó el primer barco de guerra impulsado a vapor, que se llamaría Demologos. No llegaría a verlo completado. Fue bautizado finalmente Fulton the First, en su honor.

La patente garantizó a Fulton el privilegio de ser durante treinta años el único proveedor para el tráfico de buques de vapor de Nueva York. La competencia estaba prohibida por ley. Thomas Gibbons, un empresario que se dedicaba a los barcos de vapor, contrató a Cornelius Vanderbilt para llevar pasajeros entre Nueva York y Nueva Jersey por un precio más barato durante unos seis meses. En 1824, en el caso Gibbons vs. Ogden, la Corte Suprema suprimió el monopolio de Fulton, entendiendo que los estados no pueden regular legalmente el comercio interestatal. Los precios de los pasajes cayeron de forma inmediata de siete a tres dólares y el tráfico se incrementó dramáticamente. Fulton fue incapaz de competir con los precios tan bajos ofrecidos por Gibbons y Vanderblit, por lo que terminó en bancarrota.

Burton W. Folsom, Jr. acusa a Fulton en su obra The Myth of the Robber Barons de ser lo que denomina un empresario político: un hombre de negocios que busca ganar beneficio a través de subsidios, proteccionismo, contratos gubernamentales u otros acuerdos favorables con gobiernos a través de la influencia política en lugar de la competencia justa en el mercado.

Murió de pleuritis a la edad de 49 años. Está enterrado en el Cementerio de la Iglesia de la Trinidad, en Manhattan, N.Y.


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