Escala 1:700 Marca Trumpeter (Score 8/10)
CRUCERO PESADO NORTEAMERICANO CLASE NEW ORLEANS
BUQUE F. INICIO F.BOTADURA F. ENTREGA FINAL
CA 32 NUEVA ORLEANS 14/03/1931 12/04/1933 15/02/1934 Desguazado en 1959
CA 34 ASTORIA 01/09/1930 16/12/1933 28/04/1934 Hundido 8 de agosto 1942
CA 36 MINNEAPOLIS 27/06/1931 06/09/1933 19/05/1934 Desguazado 1959
CA 37 TUSCALOOSA 03/09/1931 15/11/1933 17/08/1934 Desguazado 1959
CA 38 SAN FRANCISCO 09/09/1931 09/03/1933 10/02/1934 Desguazado 1959
CA 39 QUINCY 15/11/1933 19/06/1935 09/06/1936 Hundido 9 de agosto 1942
CA 44 VINCENNES 02/01/1934 21/05/1936 24/02/1937 Hundido 9 de agosto 1942
Características
Tipo: Crucero pesado
País: EE.UU.
Desplazamiento:
10.136 toneladas carga estándar
12.463 toneladas carga máxima
Dimensiones:
Eslora: 179,22 m
Manga: 18,82 m
Calado: 6,93 m
Propulsión: 4 hélices, 4 turbinas Westinghouse, 8 calderas Babcock y Wilcox, 107 000 CV.
Velocidad: 32,7 nudos
Autonomía: 10.000 mn a 15 nudos
Tripulación: 868
Armamento:
9 cañones de 203/55 mm Mk 9, en tres montajes triples
8 cañones de 127/25 mm Mk 10 en torres simples
24 cañones AA de 40/56 mm Bofors, en 6 montajes cuádruples, instalados en 1943
16 cañones AA de 28/75 mm Mk 1 instalados en 1940 en 8 afustes dobles, retirados en 1943
28 cañones 20/70 Oerlikon en catorce montajes dobles instalados en 1943
8 ametralladoras de 12,7/90 M2 retirados en 1945
Blindaje:
Cintura: 127+19 mm (102+19 mm en los pañoles)
Cubierta: 57 mm (mas 57 en los pañoles)
Torres: 152-38 mm
Ala embarcada: 4 hidroaviones, 2 catapulta
Unidades:
USS New Orleans (CA-32), USS Astoria (CA-34), USS Minneapolis (CA-36),
USS Tuscaloosa (CA-37), USS San Francisco (CA-38), USS Quincy (CA-39),
USS Vincennes (CA-44)
Historial
En
febrero del 29 el Congreso de los EE.UU. dio luz verde a la
construcción de 15 cruceros ligeros para la US Navy a razón de cinco
cruceros por año. Con la aprobación del Tratado naval de Londres en 1930
esta previsión se modificó transformando diez de ellos en cruceros
pesados con artillería principal de 8”(203 mm). De estos diez, siete
conformarían la clase New Orleans.
Seguramente
esta clase constituyo la clase más equilibrada de todas las construidas
por la armada norteamericana. Seguían respetando la limitación de
10.000 toneladas, pero se busco una mayor protección, sobre todo en las
partes más críticas, creando una zona fuertemente protegida por blindaje
interno.
Las
modificaciones diseñadas para estos buques fueron tan satisfactorias
que se trató de convertirlas en estándar para todos los cruceros
norteamericanos de nueva construcción, sin embargo, los dos Portland ya
se habían contratados con astilleros privados y era demasiado oneroso
recuperar el contrato, por lo que estos seguirían según los planes
originales mientras que el resto, construidos por astilleros públicos si
fueron adaptados al nuevo diseño.
Las nuevas teorías también recomendaban eliminar los tubos lanzatorpedos ya que era poco probable que se utilizasen en combate.
En
resumen, los buques tenían un desplazamiento máximo de 12.500
toneladas, una velocidad de más de 32 nudos y una autonomía de 10.000
millas náuticas a 15 nudos, el estándar de los cruceros pesados
norteamericanos, con tres torres tiples de 203 mm y una artillería
antiaérea basada en 8 cañones de 127 mm.
Tres
buques se perdieron, el Astoria, el Quincy y el Vincennes, los tres en
la batalla de Savo y todos a manos de los torpedos japoneses Long Lance
Type 93
Batalla de Savo
Tras
Midway, los norteamericanos desembarcaron en Guadalcanal dispuestos a
iniciar la reconquista del Pacífico. Nada más conocer el desembarco el
vicealmirante Gunichi Mikawa, comandante de la 8ª escuadra, tomó la
decisión de enfrentarse a los norteamericanos aún sabiendo que no podría
contar con apoyo aéreo. La idea de Mikawa era atacar los transportes
que estaban desembarcando tropas y pertrechos en Guadalcanal. Con el
aeródromo de la isla, el famoso Henderson Field, en manos
norteamericanas y sus portaaviones rondando por allí durante el día, el
dominio aéreo de la zona era netamente estadounidense, por ello, Mikawa,
que era un marino de excepcional valor y arrojo pero no un suicida,
planeó entrar en el radio de acción de los aviones enemigos durante la
noche, cuando no pudieran atacarle, con todos sus cruceros y
destructores, buscar a la escuadra norteamericana que vigilaba de noche y
exterminarla en un ataque nocturno fulminante. Mikawa sabía que las
naves enemigas montaban radares, de los que sus naves carecían, pero aún
así se arriesgó, confiando en la superioridad de sus hombres y naves en
combates con torpedo y al cañón. Integraban su escuadra los cruceros
pesados CHOKAI (buque insignia), AOBA, KAKO, KINUGASA y FURUTAKA con los
cruceros ligeros TENRYU y YUBARI y el destructor YUNAGI. A las 6000 del
8 de agosto de 1942, Mikawa lanzó los hidroaviones de sus cruceros para
reconocer las inmediaciones de Guadalcanal. Sus aviones señalaron la
presencia de un acorazado, varios cruceros y destructores y transportes,
pero no descubrieron a los portaaviones que se mantenían bien ocultos
al sur de la isla. Mikawa envió entonces un mensaje al cuartel general
en Rabaul pidiendo información, pero allí nada sabían. Cualquier marino
prudente hubiera dado marcha atrás ante la letal amenaza de los
indetectados portaaviones, pero Mikawa decidió seguir adelante con
arrojo. En las estaciones de radio de las naves se captaban
perfectamente los mensajes entre los portaaviones norteamericanos. En
cualquier momento podían aparecer en el despejado cielo las mortíferas
escuadrillas enemigas ante las que no había defensa posible, pero el
valeroso almirante nipón no se arredró y continuó navegando dispuesto a
cumplir con su deber.
A
las 1840 cayó la anochecida sobre las valientes naves niponas que
marchaban a pecho descubierto sin escolta aérea y Mikawa reveló sus
intenciones a los capitanes de sus 8 naves por semáforo luminoso para
evitar usar la delatora radio: "Entraremos por el sur de Savo y
torpedearemos en Guadalcanal a la fuerza enemiga más importante.
Seguidamente nos dirigiremos hacia Tulagi para atacar con torpedos y al
cañón, después de lo cual nos retiraremos por el norte de Savo.
Inmediatamente comenzaron los preparativos en las naves. Se arrojaron
por la borda los bidones de reserva de gasolina de los hidroaviones para
evitar accidentes y también las cargas antisubmarinas y se izaron
grandes gallardetes blancos en los palos para que las naves niponas
fueran fácilmente reconocibles y evitar el temido "fuego amigo". Mikawa
envió entonces a los hombres de sus 8 naves el siguiente mensaje: "
Conforme a las mejores tradiciones de la Armada Imperial destruiremos al
enemigo en una batalla nocturna. Espero que cada cual cumpla con su
deber.
A
las 2330 del 8 de agosto se catapultaron de nuevo los hidroaviones de
los cruceros que sobre Guadalcanal informaron de la presencia de naves
enemigas, pero no pudieron localizar a los portaaviones. Aún estaba
tiempo de dar marcha atrás y retirarse, pero en vez de eso ordenó
aumentar la velocidad a 26 nudos.
A
las 2400 Mikawa ordenó zafarrancho de combate mientras las naves se
ponían a régimen de 28 nudos. A velocidad de combate, de pie sobre el
puente de su nave insignia, Mikawa avistó la isla de Savo, abierta 20º
por la amura de babor del CHOKAI. Estaba a punto de entrar en la
Historia por esa puerta reservada sólo a los más grandes. A los que no
dudan de su capacidad y del esfuerzo de los que le siguen.
El
almirante Gunichi Mikawa, brillante artífice de la victoria japonesa en
la batalla de la isla de Savo. La mayor derrota sufrida jamás por la
Marina de los Estados Unidos.
Apenas
3 minutos después, uno de los serviolas gritó "¡Un buque, 30º por
estribor, aproximándose!". Todos los prismáticos del puente apuntaron en
la dirección cantada y pudieron ver la borrosa silueta de un destructor
norteamericano que vigilaba la entrada a la rada a más de 10.000 metros
de distancia. Inmediatamente, todos los cañones de las 8 naves
apuntaron al confiado destructor, pero Mikawa, desafiando una vez más a
todo lo que en el mar puede ser desafiado no ordenó abrir el fuego. En
ese momento se avistó a otro destructor enemigo. Con pasmosa sangre fría
esperó a que las naves enemigas cambiaran de rumbo para poder
adentrarse en la ratonera de Savo sin ser detectado. Sabía que los
marinos norteamericanos no habían sido adiestrados para el combate
nocturno y que sus serviolas no habían sido entrenados para descubrir
naves enemigas en una noche cerrada. Además, Mikawa había maniobrado
para navegar lo más cerca de la costa posible, con lo que los ecos de
sus naves en los radares enemigos se confundían con ésta. A las 0130
Mikawa dio la orden de ataque, aumentó a 30 nudos y dejó al destructor
YUNAGI vigilando el paso para impedir que los destructores enemigos le
atacaran por la espalda. Inmediatamente aparecieron las moles negruzcas
de 3 cruceros norteamericanos navegando a babor a 8.000 metros. En ese
momento, los hidroaviones japoneses lanzaron bengalas sobre las naves
norteamericanas convirtiendo la noche en día. "¡Torpedos de estribor,
fuego!" ordenó el capitán del CHOKAI e inmediatamente los terroríficos
peces metálicos nipones de 610 mm, 3 toneladas de peso y propulsados por
oxígeno saltaron al agua. Inmediatamente las demás naves niponas
enviaron a Mikawa la señal de "torpedos lanzados". Eran las 0137 horas.
El
primero en ser desventrado fue el crucero CAMBERRA a las 0144, al que
tras los 2 torpedos recibidos le llovieron 24 impactos que lo dejaron al
garete, sin propulsión, lleno de muertos y heridos, ardiendo por los
cuatro costados y con una escora a babor de 10º.
El
Chicago, que antes del lanzamiento había avistado "sombras sospechosas"
y estaba alertado, pudo esquivar los primeros torpedos al ver su
estela, pero uno de ellos le alcanzó a las 0147 reventándole la proa y
después un impacto de 203 mm.
Las
naves japonesas, que aún no habían recibido ni un sólo disparo enemigo,
continuaron su cacería a toda máquina hacia el corazón de la rada
dejando atrás a los dos cruceros enemigos envueltos en llamas. A las
0150, el CHOKAI encendió sus grandes proyectores de arco envolviendo a
las sorprendidas naves norteamericanas en un cegador haz de luz al que
pronto se sumaron los demás buques nipones. Desde 7.500 metros, los
japoneses lanzaron de nuevo sus torpedos mientras rompían el fuego con
todas sus piezas sobre las inermes naves enemigas. Dos minutos más
tarde, la segunda salva del CHOKAI centró al crucero pesado ASTORIA
convirtiéndolo en un infierno flotante en el que murieron 216 hombres,
incluido su capitán y resultaron heridos 186. Esta nave fue la primera
en abrir fuego contra las naves de Mikawa y la última en dejar de
hacerlo.
La
confusión era tal que los comandantes de algunas naves norteamericanas
estaban convencidos de que se estaban cañoneando entre ellos por error,
ya que aún no eran capaces de asimilar que toda una escuadra de cruceros
japoneses se estuviera paseando por aquella rada. A ello contribuyó el
que los proyectiles japoneses, como los norteamericanos, llevasen
colorantes para que cada nave pudiera identificar rápidamente sus
disparos gracias a los enormes piques de agua y espuma coloreada que
levantaban las explosiones en el agua y que a la luz de los reflectores
eran perfectamente visibles, por lo que muchos marinos norteamericanos
creyeron hasta el final que estaban siendo cañoneados por error por sus
propios compañeros. El propio capitán del crucero pesado VINCENNES pidió
por radio ¡al crucero nipón KAKO que apagara sus reflectores! a lo que
el crucero japonés contestó con una salva de artillería que le destrozó
las superestructuras. Ahora eran sus propias llamas las que iluminaban
al desventurado crucero y los japoneses apagaron sus proyectores
mientras machacaban por completo la nave que era alcanzada también por 2
torpedos. A las 0215 los buques nipones se alejaron del VINCENNES
convertido en una antorcha con 332 muertos y 258 heridos.
Ahora
le llegó el turno al crucero QUINCY que no tuvo tiempo ni de mover sus
torres triples de 203 mm antes de recibir la visita del infierno en
forma de huracán de fuego y metralla. A las 0235 fallecía su comandante,
reventado por la metralla nipona mientras la nave se hundía, envuelta
en llamas, llevándose al fondo a 370 muertos y dejando 186 heridos sobre
el mar. Poco después se hundía el VINCENNES.
A las 0223, Mikawa, tras consultar con su estado mayor, decidió retirarse de Savo sin atacar los transportes.
Su
decisión fue muy criticada por sus superiores y aún hoy es parte de la
polémica que nos acompaña a todos los amantes del mar. Como vuelvo a
repetir, Mikawa era un hombre de enorme valor y arrojo, pero no un
suicida. Sabía que si ponía rumbo al sur para atacar a los transportes
no tendría luego tiempo de salir del radio de acción de los aviones
norteamericanos antes de la amanecida. Tenía sus 8 naves intactas y no
quería que tras aquella tremenda victoria se fueran también al fondo por
atacar a unos transportes, así que se retiró.
En
1957, este formidable marino volvió a reafirmarse públicamente en su
decisión. "Ninguno de los que la criticaron estaban allí". Dijo con gran
acierto.
Las
8 naves de Mikawa dispararon aquella noche 61 torpedos y más de 1.700
proyectiles contra las naves norteamericanas, hundiendo 4 cruceros
pesados y causando 1.023 muertos y 709 heridos.
Los japoneses tuvieron apenas una docena de muertos y heridos y ninguna de sus naves resultó averiada de consideración.
Desde
aquella noche trágica, los norteamericanos bautizaron aquella bahía
como "Iron Bottom Bay", o "La bahía del Fondo de Hierro". En las
siguientes semanas, decenas de miles de toneladas de naves bajarían
también a aquel fondo, escenario de terribles batallas.
La
superioridad industrial norteamericana volcó sobre el Pacífico recursos
suficientes para acabar con tres o cuatro Teikoku Kaigun. Pese al valor
demostrado por los marinos nipones, el peso de la formidable tecnología
les aplastó sin remedio.
La
II GM terminó con la rendición condicional del Japón en agosto de 1945.
para entonces, la formidable Teikoku Kaigun, la armada más moderna y
poderosa del mundo en 1941, había sido barrida de las azules e inmensas
aguas del Pacífico por la abrumadora superioridad industrial y
tecnológica de los EEUU. Sin embargo, el valor demostrado por sus
hombres y la capacidad combativa de sus naves consiguieron que Japón
pudiera resistir hasta agosto de 1945, siendo necesario desatar el doble
holocausto nuclear para doblegarlo al fin.
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